Era un día frío de primavera, en Londres, amaneció como siempre
con una espesa niebla. Sultán se sorprendió al ver que desde su
ventana el día anterior podía ver casi todo el río Támesis, y hoy
en cambio no se veía nada. Decidió bajar a desayunar. Junto a él,
en una mesa, había una señora muy entretenida escribiendo algo en
un cuaderno. Al girarse, Sultán reconoció a la increíble y famosa
escritora de novela policiaca, Agatha Christie. Sin pensárselo se
acercó a ella y la saludó. Resultó ser una señora muy amable y
agradable, que le informó a Sultán sobre su última novela
“Asesinato en Mesopotamia”. Sultán le contó que le gustaría
leerla sobre todo porque los niños de 5ºC
y él habían viajado a Turquía para ver la Mezquita de Solimán.
Ahora Agatha estaba escribiendo una novela que transcurría en
Londres y su genial inspector Hércules Poirot
descubriría algún interesante asesinato. Agatha le comentó a
Sultán que lo mencionaría en algún capítulo. Sultán saltó de
alegría. Los dos decidieron salir del hotel y caminar entre la
niebla junto al London Eye. Un disparo ¡¡¡ Bang Bang !!! los
sorprendió y Sultán y Agatha se escondieron. Era como un verdadero
episodio de las famosas e interesantes novelas de ella. Pasados unos
minutos salieron de su escondite. Vieron que al que habían intentado
matar era el mismísimo Carlos de Inglaterra, que junto con sus dos
escoltas paseaban también junto al London Eye. Sultán encontró
junto al London Eye un guante con un pequeño escudo en el lado
izquierdo, que el francotirarador había dejado olvidado. El príncipe
Carlos le pidió a Agatha que lo investigara y ella aceptó. Ambos
regresaron al hotel, buscaron en un libro de escudos y encontraron el
escudo que pertenecía a una de las Universidades de Londres. Sultán
le comentó a ella que ese guante debería ser de algún antiguo
estudiante zurdo de esa universidad. Agatha consiguió un álbun con
las fotos de los antiguos alumnos y fueron seleccionando los zurdos.
Había 5: dos habían fallecido, otro estaba en el hospital con una
rotura de fémur. Solo quedaban 2, pero ambos tenían coartada.
Sultán sugirió a Agatha que comprobara si alguno tenia permiso de
armas. Ella alucinó con la idea de Sultán y descubrió que solo uno
la tenía. Le informaron al Príncipe Carlos sobre lo investigado ,
después de confirmarlo decidieron detenerlo por intento de
asesinato. El hombre se declaró culpable, Agatha y Sultán se
alegraron. Ella ya tenía su historia para su nueva novela, pero eso
sí, decidió cambiar al famoso investigador, Hércules Poirot por
Sultán, y decidió llamarla: “Sultán y el Ojo de Londres”.
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